martes, 29 de marzo de 2016







      “ESCUELA DE GUITARREROS DE MADRID X”








Verdaderamente es muy complaciente realizar un estudio de investigación como este que venimos realizando durante varios artículos, y que hoy en día se siga conservando un gremio tan antiguo como el de “Guitarrero” es una suerte para los amantes de la música y la artesanía, en este nuevo artículo vamos a seguir conociendo a grandes Maestros Guitarreros y vamos a seguir aprendiendo de todo lo que han aportado e investigado por conseguir día a día la mejora de nuestra amada guitarra.
Vamos a seguir conociendo a dos componentes más de la dinastía de Guitarreros José Ramírez que os detallamos a continuación.



José Enrique Ramírez García

(José Ramírez IV, 1953 – 2000)








José Enrique Ramírez García (José Ramírez IV) nació en Madrid, en mayo de 1953. Ingreso en el taller como aprendiz en el año 1971, a los 18 años de edad, y en 1977 llegó al grado de oficial. En 1988 se hizo cargo de la dirección del negocio junto con su hermana Amalia, haciéndose cargo principalmente de definir los modelos que se estaban construyendo en esos momentos. Ya a mediados de los 80 se había detectado un cambio en los gustos sonoros de algunos guitarristas.

 Un valioso reconocimiento, esta vez dirigido a la continuidad de su obra, se produjo en el año 1979. Entre varias guitarras que se habían escogido para llevárselas al maestro, iba una construida por él, José Ramírez IV, que hacía dos años accedió a la categoría de oficial en el taller de su padre. Fue una sorpresa, y una gran satisfacción para él, el hecho de que Segovia, sin saberlo, escogiera la guitarra por él construida. Tanta fue la alegría del joven guitarrero que se la regaló, y le escribió entusiasmado una dedicatoria que firmó y encoló junto a la etiqueta. El maestro estuvo usando aquella guitarra en muchos de sus conciertos hasta el final de sus días, con gran satisfacción como él mismo declaró en una carta suya  dirigida su autor.

En 1991 comenzó a construir una guitarra con todas las características sonoras de los años sesenta que denominaron “Tradicional”, y otra de nuevo diseño que no tenía nada que ver con la anterior, y que expresara ese sonido claro y directo que buscaban las nuevas tendencias.
Esa guitarra, después de varios experimentos, quedo totalmente definida en el año 1992, y la denominaron “Especial”. Actualmente son las dos líneas que se construyen en el taller de Ramírez. José Ramírez IV, fundamentalmente hizo una labor de definición y de perfeccionamiento de la labor realizada por su padre, aunque también introdujo sus innovaciones. Además de definir las dos líneas de las guitarras de clásico de profesional, desarrolló técnicas de construcción que hicieran los instrumentos más cómodos y fáciles de tocar, y también más estables en su montaje evitando en algunos casos, y reduciendo en otros, las deformaciones debidas a los movimientos de las maderas.

Otro capítulo importante es el de las guitarras de estudio, que ciertamente no atrajeron nunca la atención de José Ramírez III, quien se centró exclusivamente en las guitarras profesionales. Empezaremos por señalar que, ya en tiempos de José Ramírez I, estas guitarras, destinadas a principiantes, estudiantes y gente de poco poder adquisitivo, se vendían en las guitarrerías como alternativa a las hechas a mano que, naturalmente, eran mucho más caras y también de una calidad muy superior. Es decir, igual que ahora. José Ramírez I, que despreciaba las guitarras hechas en serie, también se vio en la necesidad de venderlas en su negocio. Al principio no les ponía etiqueta, pero con el tiempo se dio cuenta del error, ya que le venían con reclamaciones de guitarras que no habían sido vendidas en su tienda, pero al no llevar etiqueta no se podía debatir la afirmación del cliente. Así que,  finalmente, mando hacer unas etiquetas especiales, diferentes a las que ponía en los modelos profesionales, y de este modo se acabaron los problemas.

En cuanto a José Ramírez II, no solo continuó vendiendo guitarras de estudio hechas en serie, poniéndoles la etiqueta de la Casa Ramírez, sino que además diseño unos modelos de estudio que hacían los mejores fabricantes que había entonces en Valencia. Uno de esos modelos se mantuvo hasta mediados de los 70 en la guitarrería, aunque ya entonces, desde hacía muchos años, se vendían modelos no diseñados por Ramírez, sino que se elegían entre la producción normal de algunas fabricas, buscando siempre, eso sí, una calidad lo más aceptable posible. En realidad, José Ramírez III, al igual que su abuelo, despreciaba las guitarras de estudio, por lo que no le importó esa lenta desaparición de las que antaño diseñara su padre. Sin embargo, José Ramírez IV no pensaba así.
Era muy consciente de la importancia de que esas guitarras para principiantes tuvieran una garantía de calidad respaldada por la Casa, Se basaba en que alguien que empieza no debe, y por lo general no puede, hacerlo con una guitarra profesional, de modo que había que pensar en un instrumento que, además de ser accesible en precio, tuviera una buena calidad y resultara agradable de tocar, Así que en el año 86 convenció a su padre para diseñar conjuntamente con él una línea de estudio denominada “E”, fabricada en exclusiva para Ramírez con una especial selección de maderas. Y ciertamente esa línea fue muy bien acogida como un buen punto de partida hacia el uso de la profesional. Más tarde, en el año 91, coincidiendo con los cambios realizados en los modelos profesionales, José Enrique diseñó otra línea de estudio más económica que la anterior, denominada “R”, basándose en la plantilla del modelo profesional C86.




Amalia Ramírez








Madrileña de nacimiento, comenzó su aprendizaje en el taller bajo la dirección de su padre en 1976, donde aprendió a construir guitarras. Después se marchó y regresó en 1988 para ayudar a su hermano en la reestructuración y dirección del negocio. Entre los dos se repartieron las funciones, dedicándose José Enrique al taller principalmente y Amalia sobre todo al aspecto comercial, aunque también volvió a construir guitarras después de establecer de nuevo el taller en la Calle General Margallo.

Este cambio se realizo a comienzos del año 93, regresando al esquema original de un taller reducido, y una producción limitada. Actualmente todas nuestras guitarras profesionales están vendidas. Se pueden adquirir en nuestro establecimiento de Madrid o a través de nuestros distribuidores en todo el mundo. En el verano de 1995 también se realizo el traslado de nuestra tienda, de Concepción Jerónima nº2, a la Calle de la Paz nº 8, muy cerca del viejo establecimiento.

Tras el fallecimiento de su hermano en Junio del año 2000, Amalia Ramírez se ha hecho cargo de la dirección del negocio, repartiendo su trabajo entre el taller, la oficina y la tienda. Asimismo, se encarga de revisar las guitarras construidas en el taller durante y al final del proceso de su realización.

Entre sus experimentos, también está trabajando con materiales nuevos para aumentar la proyección, la apertura y el sostén del sonido, de acuerdo con las nuevas tendencias, con la línea que ha denominado guitarra “Auditorio”.

Parte de su labor es supervisar el aprendizaje de su sobrina Cristina y su sobrino José Enrique, ambos hijos de José Ramírez IV, quienes están muy orgullosos de aprender a hacer guitarras y dirigir el negocio. Ellos serán los encargados de continuar con esta dinastía de guitarreros. José Enrique ha combinado su aprendizaje como guitarreros con su carrera de derecho y Cristina es diseñadora gráfica, periodista y técnico de sonido. Desde que se hizo cargo de la dirección del negocio, Amalia ha iniciado una labor de investigación, que se ha iniciado con diferentes trabajos sobre la plantilla y varetaje de las guitarras, basándose algunos de ellos en las proporciones áureas, sendero que no ha hecho más que empezar a recorrer. Se trata de una labor lenta, no solo porque toda investigación requiere una inversión en tiempo muy grande, sino porque tiene que combinar esta actividad con otras necesarias para atender el resto del negocio. Entretanto, ha diseñado varios modelos, entre ellos se encuentra la guitarra “SP”, un paso intermedio entre las guitarras de estudio y las de profesional; y para celebrar el 125 Aniversario de la fundación de esta Casa, ha diseñado dos modelos diferentes, uno de profesional de serie limitada a 125 ejemplares; La Guitarra Aniversario; y la guitarras 125 Años de Estudio.

Queremos dar las gracias a la Familia Ramírez, por toda la información aportada para la elaboración de éste artículo.






















Por Ángel Hernández Sevilla.

Fundación Guitarra Flamenca




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