“ESCUELA DE GUITARREROS Y
LUTHIERS DE MADRID V”
Un
nuevo día amanece en su taller, entre el perfume de la madera y el aroma del
barniz, dos Sonantas le acompañan en esta mañana fría de febrero, una rubia de
ciprés, y la otra una castaña de palosanto de la india, cada cual más bella, y
aunque todavía falta barnizarlas y terminar sus detalles, prometen tener muchos
novios. La mañana transcurre entre compases de lija, y el serrín bailando por
bulerías, sobre el aire cuando va cayendo al suelo. El maestro artesano de vez
en cuando, mira a la sonanta de ciprés, que descansa apoyada en un soporte
junto al mostrador, mientras acaricia a la otra con su lija suavemente el
mástil. Hace ya una rato, parece sorprendido por unos pequeños chasquidos que
provienen de la rubia, pero no le da importancia, aunque continua asombrándose
por ellos, los vuelve a escuchar en pequeños intervalos y decide parar su
trabajo para escucharlos más nítidamente, sus ojos se exaltan y su corazón
empieza a latir a un ritmo más rápido de lo normal, cuando efectivamente
descubre que provienen de la rubia, su Flamenca como él la llama, son unos
pequeños chasquidos que hace la madera cuando se la cambia de temperatura o
porque es un material vivo en realidad, y que se hacen más fuertes por la
acústica de su caja de resonancia, muy asombrado y sin dejar de mirarla, pasa
un buen rato escuchándola, y piensa, es como si me quisiera hablar, aunque por
dentro se contradice por el inexplicable hecho, lo cierto es que sus ojos se le
llenan de lagrimas, y sin derramar ninguna un escalofrió recorre todo su
cuerpo, apresuradamente la coge con sus manos polvorientas y apoyándola
suavemente en el mostrador, acaricia sus costados emitiendo una respiración de
alegría y un suspiro de amor.
Continuamos
conociendo a los grandes Maestros Guitarreros de la Escuela de Madrid, que poco
a poco, fueron forjando e investigando la construcción de la Guitarra Española que conocemos hoy en día, es gratificante
reconocer a todos estos Maestros Artesanos todo su empeño, y la labor que hicieron
por la Guitarra Española, que más tarde se dividiría en dos instrumentos
diferentes, tanto en sonido, como en construcción, hablamos de la Guitarra
Flamenca y la Guitarra Clásica.
A
este Gran Gremio pertenecieron estos Maestros Guitarreros que vamos a conocer.
Antonio Carracedo
(1801-1871)
Este
Maestro Guitarrero, nació en Madrid en el año 1801, siendo el mayor de cuatro
hermanos de una familia de clase media, desde bien pequeño mostro una gran
independencia y una gran afición por los trabajos de madera, tanto llego a ser,
que desde muy joven visitaba los talleres en los que la madera era la protagonista, sus comienzos fueron en un
pequeño taller de carpintería propiedad de un tío suyo, donde se hacían muebles
y pequeños trabajos de madera, mas adelante comenzó a frecuentar el taller de
Juan Moreno, del que aprendió los secretos de la construcción y llego a
entablar una gran amistad. Desgraciadamente a la muerte de Juan Moreno, fue
Antonio el que siguió con su forma de construcción y se le considera discípulo
de este gran Guitarrero, que incorporo nuevas formas a la construcción de la
guitarra, afincando su taller en la calle Majaderitos de Madrid, (Antiguo
taller de Juan Moreno). Hoy en día no tenemos constancia de ninguna Guitarra de
Antonio Carracedo, pero las referencias que Tomas Danes refleja en su método,
habla de unas Guitarras de excelente calidad y un sonido extraordinario, en
1871 muere en Madrid en compañía de sus hermanas, Aurora, Cándida y Elena.
Diego Sánchez (1806-1870)
Este
Maestro Guitarrero, nace en Madrid en el año 1806, hijo de padre andaluz y
madre madrileña, es el mayor de dos hermanos de una familia trabajadora en un
comercio de alimentación, en la Calle Alcalá de Madrid. Sus primeros pasos, los
da trabajando con su padre en el negocio familiar, al no gustarle este tipo de
trabajo, decide dedicarse a lo que verdaderamente le ha gustado siempre, las
manualidades y trabajar la madera, cosa que desde pequeño siempre le gusto. Al
no tener referencia de quien fue el Maestro Guitarrero que le guio en este
oficio, lo que si podemos certificar, es el legado que nos dejo, conociendo que
existe una Guitarra suya fechada en Madrid en el año 1837, y que en su etiqueta
se puede leer esta descripción, “Compuesta por Diego Sánchez Madrid 1837”, tal
vez hoy en día este en manos de algún coleccionista, al que animamos desde la
Fundación Guitarra Flamenca, a compartir con todos nosotros esta “Joya de
Madera”.
El día 18 de diciembre de 1870 muere en Madrid en la Calle de Alcalá,
donde vivía junto a su mujer y sus
cuatro hijos.
Por
Ángel Hernández Sevilla.
Fundación
Guitarra Flamenca.
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